Miguel Bolívar trabajaba como ambulante en la avenida Grau. Él vendía galletas en el puente que divide los distritos de La Victoria y Cercado de Lima. Veía como las madres de familia, preocupadas, alejaban a sus hijos de las barandas por miedo a que se contagien de alguna enfermedad o infección debido a la suciedad.
“Así como yo veía a la persona que barre, dije también me voy a poner a limpiar aquí”, declaró Miguel ante cámaras de Al sexto día. Es así como el ciudadano extranjero empezó a limpiar las calles de Perú y poco a poco más compatriotas suyos se fueron sumando.
Algunos transeúntes no aprueban la extraordinaria labor que día a día estos ciudadanos venezolanos realizan en el puente. De acuerdo a una de las mujeres parte del equipo de limpieza, le han dicho que “vayan a joder para su país”.
Pero otras personas sí los han apoyado. “Nos han traído ropa, comida”, comentó una de las integrantes. En momentos difíciles, cuando su pequeña hija estaba enferma y no tenía dinero para cubrir los gastos médicos, una señora le pidió la receta y le compró todos los medicamentos.
El desagradable olor insignia del punte peatonal en la avenida Grau fue remplazado por inciensos. “Había ratas, animales, bichos cucarachas”, comentó un peatón entrevistado por el programa de noticias. “Gracias a estos jóvenes, el puente se mantiene limpio”, agregó otra ciudadana.
Cada mañana, los extranjeros reúnen plata para comprar los insumos de limpieza y se dividen en grupos para ubicarse en más puentes y mantener limpias más zonas de la ciudad.
“Lo hacemos con las intenciones de demostrar a los peruanos que no todos los venezolanos somos iguales”, comentó uno de los amigos de Miguel ante los robos que otras personas procedentes de su país cometen. (LR)
