En las Islas Malvinas los vecinos no acostumbran a juntarse con amigos en una casa a pasar un buen rato. Pero, aún asÃ, cada tanto es común ver las ventanas de una de las casas encendidas hasta bien entrada la noche. Se escucharán carcajadas y, si se presta atención, el idioma no es el inglés. Es que no son isleños, son latinos.
En esta capital, donde viven poco más de 2100 personas, hay una creciente comunidad de latinoamericanos que se instaló en las islas en busca de nuevas oportunidades. La mayorÃa son chilenos, pero en los últimos tiempos comenzaron a llegar peruanos también. Algunos ya viven aquà hace décadas. Otros vienen sólo por un tiempo y trabajan hasta que ahorran dinero y se van.
Es que aquÃ, donde la libra es la moneda corriente, se gana bien. Al menos asà lo dice Jocelyn, una chilena de 22 años que trabaja de moza en el restaurant de un hotel. Graduada como prevencionista de riesgos, la joven afirma que gana más dinero sirviendo la comida en ese lugar que lo que puede llegar a ganar ejerciendo su profesión en Chile. «Es increÃble, lo sé, pero es asû, dice, en diálogo con la nacion, resignada, mientras levanta los platos de una mesa. «Soy joven todavÃa», agrega y se rÃe.
Entre comentarios acerca de cómo es su vida en las Malvinas, Jocelyn sonrÃe cuando habla de las reuniones periódicas que hacen en Puerto Argentino. La última fue ayer, cuando se juntaron a ver a la selección chilena de fútbol.
Pero los latinoamericanos no son los únicos inmigrantes que viven en las islas. Además, hay filipinos, que fueron los últimos en llegar, y trabajadores de Zimbabwe, que llegaron a las Malvinas para trabajar en la limpieza de algunas zonas que todavÃa permanecen minadas. También hay otros que son extranjeros, pero no tanto: vienen de otras colonias británicas.