Argentina expulsó a peruana sin sus menores hijos. Ella pide que la dejen volver

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La enfermera peruana Vanessa Gómez Cueva, de 33 años, vive uno de los momentos más complicados de su vida luego de que la deportaran de Argentina al Perú en febrero de este año tras cumplir una sentencia carcelaria, y la separaron de dos de sus hijos, de 6 y 14 años.

Según relata Infobae, Vanessa Gómez no ve a sus hijos desde el día que la Policía Federal la llevó de su casa en La Plata junto a su bebé «para firmar unos papeles»; sin embargo, la embarcaron en un avión para no volver nunca más.

«Me llevaron al aeropuerto de Ezeiza engañada, necesito volver, extraño mucho a mis hijos», explicó la enfermera peruana a Infobae. «Yo tenía mi vida, nos levantábamos, los atendía, nos íbamos juntos a estudiar. Salíamos a las 7, mi nena se iba a la escuela, mis hermanas llevaban a mi hijo al jardín y a mi bebito lo dejaba con una prima. Regresaba a cocinar, volvían mis hijos, mi bebé, y me ponía a almorzar y luego me iba a trabajar, a cuidar a una abuelita en una casa particular. Tenía mi trabajo y los fines de semana hacía reemplazos, trabajaba de lunes a viernes por las tardes, no me pagaban mucho, pero me alcanzaba para mantener a mis hijos», contó la mujer al citado medio.

Actualmente, Vanessa Gómez vive en la zona norte de Lima, en un cuarto que alquila su hermano para vivir con su familia, y que ahora comparte con ella también. «Me dio la cama de su hijo para que durmiéramos nosotros, me da vergüenza porque él maneja un taxi y ahora nos tiene que mantener a nosotros».

Vanessa Gómez Cueva nació en el Perú, pero vivía en Buenos Aires desde hace 15 años. Los ministerios del Interior y de Seguridad la obligaron a dejar su casa de La Plata con engaños, según relata. Su orden de expulsión se basó en una condena  penal, por la cual Vanessa había cumplido una sentencia en el 2014.

La mujer fue detenida en el aeropuerto de Ezeiza en el 2011 cuando intentaba ingresar cocaína al país. Había sido contratada como «mula» para trasportar la droga; sin embargo, fue descubierta por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), para posteriormente recibir una condenada de cuatro años de prisión.

Tras un año y medio en prisión, Vanessa quedó embarazada de Michael, su hijo más pequeño, y recibió el beneficio de la prisión domiciliaria para poder atender sus necesidades.En 2014 recuperó su libertad y continuó con su vida iniciando los trámites para obtener la ciudadanía y terminó su carrera de Enfermería.

Pese a cumplir su tiempo en prisión, la Dirección Nacional de Migraciones, dependiente del Ministerio del Interior de Argentina, activó a finales del 2015 el proceso de expulsión de la mujer por tener una condena y la llevó de su casa a una comisaría, donde la examinaron junto al bebé para luego deportarla al Perú.

«Los policías que me llevaban me insistían en que no hablara con un abogado, que eran unos chantas, que me iban a sacar plata, que yo firmaba los papeles y volvían. Me querían engañar, ellos sabían que me iban a deportar», acotó Vanessa.

«Jamás imaginé que me iban a expulsar, tengo a mis hermanas, mi mamá, mis sobrinos, tengo mi vida allá en Argentina. En la Defensoría me dijeron que no me podían expulsar por tener a mis hijos y me quedé tranquila… Yo tengo allá casa propia, tengo todas mis cosas, mis hijos tienen su escuela, sus amigos, en un momento pasó por mi cabeza traer a mis hijos, porque me desespera no estar con ellos, pero decidimos intentar solucionarlo, mi hija no quiere dejar el colegio, tiene su vida, es un cambio total, cómo voy a hacer si allá están mis cosas, mi casa, tengo todo allá”, agregó.

Ahora, Vanessa se siente desesperada porque sus hijos piensan que se fue con el bebé y los abandonó. Ella asegura que está “atrapada” fuera de Argentina. «Para mí es una injusticia, ni siquiera me dejaron dejar a mi hijo con sus tías. Este bebé no se merecía pasar por todo esto. Fue muy injusto, muy cruel. Él es argentino y se supone que cuidan los derechos de los niños, que lo encierren a mi hijo así, primero en un calabozo de Lugano, que lo desvistan con el médico legista, fue muy violento. Y como ellos eran policías yo tenía que obedecer», sentenció Vanessa. (EC)

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